Aferrados a la esperanza

Luna Belén dibujada por su papá


Mi hija, Eva, tiene 21 semanas y algunos días más de embarazo. Con este publicación, todos mis amigos, amigas y conocidos se enterarán que pronto seré abuela. No fue fácil recibir la noticias, soy muy joven para ser abuelita, ¿no creen?

El sábado 4 de noviembre recibí una llamada que todas las mamás de una chica embarazada nunca espera que llegue. Eva me dijo que había sangrado y se quería venir a casa en camioneta desde el trabajo para ir al doctor. Mi cuñada Evelyn la fue a recoger y la trajo al sanatorio donde atiende la doctora que le está llevando el control. Ella es la hermana que no tuve.

Allí nos encontramos, Dave y yo con Evelyn y Eva. La revisó una doctora de guardia y le dijo que tenía contracciones. Eva se quejaba de malestar fuerte en la parte baja de su vientre y dolor de cintura además de estar muy asustada por el sangrado. La doctora continuó examinándola y encontró que tenía un poco de dilatación. En ese momento la empezó a ver el Dr. Orosco, quien dió la orden de internarla, ponerle suero y medicarla para detener las contracciones. Fueron momento que pensé nunca terminarían.

El diagnóstico fue amenaza de aborto, tres palabras que uno no quiere escuchar nunca para uno mismo o para nadie más. Pero luego de escucharlas, las asumes y retumban en tu cabeza. Todo lo que se hace luego del diagnóstico tiene el objetivo de que el bebé permanezca más tiempo dentro del vientre materno, cada decisión es importante. Una bebé con 20 semanas, según el ultrasonido que le hicieron el mismo sábado, no tiene los pulmones desarrollados para sobrevivir.

Hoy Eva lleva ya cinco días en casa en resposo absoluto. Puede levantarse solo al baño y almuerza en el comedor para descansar un poco la espalda y luego vuelve a la cama. Mañana la verá el doctor a las 11:30 de la mañana y sabremos cuáles son los siguientes pasos. He escuchado opiniones de personas cercanas queridas y con experiencias similares y una de ellas, mi prima, me aconseja que la vea un ginecólogo especialista en embarazo de alto riesgo. Quien me conoce, sabe cómo soy y ya estoy averiguando y preguntando e investigando.

Sobre todo esto, existen implicaciones laborales en las que no voy ahondar, pero también ya estoy en la acción. Lo importante es que nos aferremos a la esperanza, de la misma forma que Luna Belén se está aferrando a su mamá en su vientre.

Lunita, Lunera, cascabelera, quedate en tu lugar hasta la semana 40.
Tu mami te espera, su abuela te espera, tu papi también y tus abuelos John y Dave.

Lutina, Lunera, cascabelera, quedate allí dentro, calentita y calmada
el tiempo pasa pronto y en lo que menos sientas, tendrás muchos brazos
que te darán mucho amor.

Comentarios

  1. No aguanto hasta las 40 semanas, pero esta aquí con nosotros dandonos alegrias!
    TE AMAMOS

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